No es ningún secreto que vivimos en un mundo donde es tan fácil desestimar, menospreciar, subestimar, desechar, rechazar, humillar, relegar y burlarnos de otros seres humanos. ¿Qué hace que nos tratemos con desprecio unos a otros? La mayoría de las veces lo que nos motiva a tratarnos de esta manera es que estamos muy lejos unos de otros.
En muchas ocasiones nos burlamos de aquellos que tienen un defecto físico, o miramos con desdén al que es pobre, o no tiene educación. Criticamos al que no cree las mismas cosas que nosotros, vemos con sospecha al que tiene otra religión que tachamos como falsa o absurda. Hoy por hoy en Estados Unidos donde actualmente vivo se escucha cada vez mas de actos de discriminación a causa del color de tu piel o tu estatua migratorio. ¿Porqué es tan fácil crearnos enemigos? ¿Qué nos da el derecho de pisotear y menospreciar a otras personas que sin importar el color de piel o nacionalidad compartimos el mismo color de sangre?
¿Cuándo dejamos de ver la grandeza y maravillosa creación de Dios en el otro ser humano frente a mi? La respuesta de nuevo es simple: Estamos muy lejos unos de otros.
En día de ayer mientras leía con mi hijo un libro acerca del espacio y como si fuera una revelación, pude aprender lo siguiente:
Cuando miras al cielo en una noche llena de estrellas ¿qué es lo que ves? Solo pequeños puntos brillantes, unos mas que otros sobre una capa oscura ¿no es así? Pero la realidad es que la estrella mas cerca a nuestra planeta, que es el sol es 300,000 veces mas pesada y es 109 veces mas grande que nuestro planeta. Esto quiere decir que es tan grande que alrededor de 1,300,000 planetas Tierras podrían caber dentro del Sol. La temperatura de nuestra estrella llamada sol tan solo en la superficie se calcula que es de por lo menos 5505 grados centígrados.
¿No es asombroso todo esto? Pero ¿qué es lo que vemos nosotros desde nuestra planeta? Solo un punto muy brillante a lo lejos. Sabemos que la vida sobre nuestro planeta depende de esta estrella, y que nada puede crecer si no tuviéramos la luz y el calor que provee este astro sobre nuestra tierra. La pregunta es: ¿Caminamos conscientes de esto todos los días? Por lo menos yo no. Para mi es muy fácil menospreciar aquel majestuoso, supremo y sorprendente estrella en el centro de nuestro sistema solar ¿y sabes porque? Por que esta muy lejos de mi.
Lucas 10:25-37 Jesucristo nos dejo una gran enseñanza al respecto hace mas de 2000 años al hablar de lo fácil que es despreciar a otras personas:
25 Cierto día, un experto en la ley religiosa se levantó para probar a Jesús con la siguiente pregunta:
—Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
26 Jesús contestó:
—¿Qué dice la ley de Moisés? ¿Cómo la interpretas?
27 El hombre contestó:
—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza y con toda tu mente” y “Ama a tu prójimo como a ti mismo”[a].
28 —¡Correcto! —le dijo Jesús—. ¡Haz eso y vivirás!
29 El hombre quería justificar sus acciones, entonces le preguntó a Jesús:
—¿Y quién es mi prójimo?
30 Jesús respondió con una historia:
—Un hombre judío bajaba de Jerusalén a Jericó y fue atacado por ladrones. Le quitaron la ropa, le pegaron y lo dejaron medio muerto al costado del camino.
31 »Un sacerdote pasó por allí de casualidad, pero cuando vio al hombre en el suelo, cruzó al otro lado del camino y siguió de largo. 32 Un ayudante del templo pasó y lo vio allí tirado, pero también siguió de largo por el otro lado.
33 »Entonces pasó un samaritano despreciado y, cuando vio al hombre, sintió compasión por él. 34 Se le acercó y le alivió las heridas con vino y aceite de oliva, y se las vendó. Luego subió al hombre en su propio burro y lo llevó hasta un alojamiento, donde cuidó de él. 35 Al día siguiente, le dio dos monedas de plata al encargado de la posada y le dijo: “Cuida de este hombre. Si los gastos superan esta cantidad, te pagaré la diferencia la próxima vez que pase por aquí”.
36 »Ahora bien, ¿cuál de los tres te parece que fue el prójimo del hombre atacado por los bandidos? —preguntó Jesús.
37 El hombre contestó:
—El que mostró compasión.
Entonces Jesús le dijo:
—Así es, ahora ve y haz lo mismo.