Ya tenemos mas de 2 años y medio viviendo en Boston. -¡como pasa el tiempo!- y este lunes que paso se celebro el evento deportivo mas importante de la ciudad y diría del mundo en lo que a Maratones se refiere. Mientras miro el televisor con mi esposa gritando de emoción a mi lado, no puedo evitar recordar como esta celebración se convirtió en una tragedia dos años atrás. Una tragedia que cobro la vida de tres personas entre ellas un niño y 183 heridos, 14 de los cuales sufrieron la amputación de un miembro de su cuerpo.
Eran las 8 am de un hermosísimo día soleado del 15 de Abril del 2013. La ciudad entera se encontraba de fiesta. Miles y miles de personas llenábamos poco a poco una de las avenidas principales de la hermosa ciudad de Boston. Boylston Street es la calle donde se encuentra la línea de meta del famoso y reconocido Maratón de Boston. Aquella mañana mi familia y yo pasamos algunos minutos buscando el mejor lugar posible para poder ser testigos de la llegada de los atletas. Escogimos un lugar detrás de las banderas de los países representados en la carrera. Lugar donde una de las dos bombas estallo aquel día. Al mirar las fotos que tome me cuesta trabajo creer que sin saberlo en realidad estuvimos a unos cuantos metros del artefacto explosivo.
Después de unos minutos mi esposa y yo decidimos movernos de lugar para ver mejor la llegada de los maratonistas, así que nos pasamos al frente de donde nos encontrábamos. Las primeras 4 fotos son mías tomadas aquel día y el resto son de los noticieros del momento que exploto la bomba.
Tal vez mi recuerdo mas vivido es el siguiente:
Eran las 2:45pm y mi familia y yo regresábamos de comer después de haber presenciado a los primeros corredores cruzar la meta de llegada. Nos dirigíamos hacia Boylston Street, ya que en esa dirección podíamos tomar el tren de regreso a casa. Aproximadamente 2:47pm nos detuvimos una calle antes porque nuestro hijo se quedo jugando un momento brincando en una banqueta unos metros antes de doblar a la calle Boylston. Yo me sentía cansado y apresuraba a mi hijo para avanzar mas rápido para llegar a casa cuanto antes. Pero ahora me doy cuenta de que esos minutos hicieron toda la diferencia en nuestras vidas. 2:49 pm fue el minuto exacto en que la primer bomba exploto y 20 segundos después la siguiente. En ese momento solo escuchamos dos fuertes explosiones. Todo era confuso. Escuchamos los gritos, gente corriendo, llorado. Vimos el humo que venia de la esquina frente a nosotros. Recuerdo que entramos en una de las tiendas de la Newbury Street, estuvimos ahí unos momentos y después comenzamos a caminar en medio de aquel caos. Antes de ese momento solo había visto en la TV como las fuerzas especiales SWAT, el FBI y militares llegaban para tratar de ayudar y hacer investigaciones de lo sucedido.
En el camino de regreso a casa, podíamos ver el dolor en la cara de las personas, vimos personas tiradas en el piso algunas sangrando por las esquirlas de las bombas.
Mi hijo en ese momento tenia 5 años de edad. Aquel día no pudo dormir solo, y tenia miedo de ponerse sus zapatos por que pensaba que le iban a explotar. Aun después de un tiempo cuando escuchábamos sirenas de ambulancias él nos preguntaba si habían explotado mas bombas.
El tiempo y muchas platicas al respecto pudieron sanar esos miedos, aunque cuando este lunes le dijimos que fuéramos a ver el maratón en vivo, no quiso ir.
Así que hoy solo quiero escribir este post como memoria de aquellas cosas que pasan en nuestras vidas de un momento a otro y que solo me queda agradecer a Dios por guardarnos y seguir suplicando por las familias de los que perdieron a sus seres queridos y aquellos que en sus cuerpos llevaran la marca imborrable de un suceso que nunca mas deberá de repetirse.
Abrazos desde Boston.