14 Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él. 15 Jesús le dijo:
—¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas?
Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo:
—Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.
16 —María —le dijo Jesús.
Ella se volvió y exclamó:
—¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro).
Juan 20:14-16 (NVI)
Dentro de los encuentros personales que Jesús tuvo, uno muy especial y de los más relevantes fue con Maria Magdalena.
Como vimos el día de ayer, Maria Magdalena junto con otras mujeres visitaban la tumba el domingo muy temprano. Su plan: Ungir el cuerpo de su maestro asesinado. No hay expectativas de un milagro sino solo la fría resignación de que todos moriremos, aún alguien tan especial como Jesús.
Pero, ¿acaso esto no es donde las mejores historias suceden? Donde hay gente resignada, sin esperanza de que algo nuevo suceda, cansada de tener ilusiones y esperar por un milagro. ¿No es aquí donde la mayoría de películas que nos inspiran suceden?
Algo que es sobresaliente es que las mujeres tienen un papel estelar en esta trama, fue a ellas a las que los ángeles se les presentan. Pero ahora estamos a punto de ver una visión de aquel día de una forma que añade una experiencia personal y que hasta pareciera que difiere de los demás evangelios, a mi parecer por ser tan personal y esto es el encuentro de Jesus con María.
Nuestra protagonista esta llorando, confundida, el cuerpo del maestro no esta. No logro entender si ya había visto a los ángeles o aun después de verlos no les creo algo tan maravilloso y seguía pensando que habían robado el cuerpo. Esta parte del evangelio de Juan nos deja varias preguntas por resolver. Pero en lo que me quiero enfocar es en la breve platica del Maestro con esta mujer.
El versículo 14 nos dice que María vio a Jesús pero no le reconoció. Además Él mismo le dirigió la palabra preguntándole: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? y ella pensaba que era el jardinero.
¿No nos pasa esto comúnmente? Podemos estar frente a mensaje de Dios y no los vemos y no los escuchamos. Confundimos a nuestro Señor con tantas otras cosas. Lo mas común que encuentro es personas que confunden a Jesus con un líder religioso. Hay cristianos que piensan y que están seguros que lo que diga su pastor, profeta, apóstol o ministro es la misma palabra de Dios. Que duro es cuando esas personas supuestamente ungidas, escogidos, caen o fallan rotundamente, es ahí cuando a fe de muchos se viene al piso, por la simple razón de que pusieron su mirada en otro hombre y lo confundieron con Jesús.
Otros confundimos a Jesús con nuestra iglesia. Pensamos: En mi iglesia hacemos la única y verdadera voluntad de Cristo, pero al poner a un grupo o sistema eclesiástico al mismo nivel que Cristo, pasa lo mismo que en el primer ejemplo, salimos lastimados, decepcionados y con una fe destruida.
El problema de María lo sufrimos la mayoría de nosotros alguna vez: cuando tratamos de hacer lo sagrado algo que podamos entender. Cuando queremos encerrar a nuestro Dios todo poderoso en una caja, en una estructura por que es mucho para nosotros.
O no me digan que no es demasiado leer la historia del hijo prodigo en Lucas 15. Un hijo que le pide todo a su padre y su padre se lo da. Al hijo le va mal y decide regresar a la casa de su padre, en lo personal dudo de su arrepentimiento, pienso mas en que era demasiado su realidad que sabia que en su casa le siria mejor aun si tan solo fuera aceptado como un trabajador pero bueno, tomo la decisión de regresar a su Padre, ¿por el padre o por conveniencia? No es claro, pero lo que si es claro es el trato del Padre, desbordado de amor, loco de felicidad, exagerado en su expresión de aceptación incondicional hacia el hijo que parecía perdido. En lo personal, esto es mucho para mi. Acostumbrado a ser castigado si algo hice mal, a ser puesto a prueba constantemente para demostrar si digo ser lo que soy, que si fallo las personas dejan de creer en mi.
Dios y su amor es mucho para cada uno de nosotros. Es por eso que tratamos de rebajar a nuestro maestro y su enseñanza a métodos humanos y mas aceptables por todos. Al final volvemos a Jesús en un jardinero en nuestra mente.
Si quieres RESURGIR, te animo a preguntarte ¿que cosas o personas estoy poniendo en el mismo lugar que Cristo en mi vida? Y cuestiónate ¿qué quieres más? Si la respuesta es Cristo entonces, como fue que María pudo al final reconocerlo y conectarse de nuevo con él.
¿Cuándo Maria reconoció a Jesús? Cuando Él menciono su nombre.
Fue ese momento donde Jesús dejo de ser el jardinero y ella sorprendida exclamo: —¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro).
¿Qué es lo que paso aquí? ¿Cómo mencionar el nombre de María le hizo abrir sus ojos para reconocer a Jesús? Tal vez fue el todo de voz, la forma en lo que hizo. Por otro lado el nombre de una persona en la antigüedad representaba mucho mas que un titulo, representaba los atributos y personalidad de aquel ser humano. El Salmo 9:10 dice: «Los que conocen tu nombre confían en ti,».
Este es el punto conocer el nombre de alguien implica que hay intimidad, hay confianza, hay conexión.
¿Sientes lo mismo con Cristo?
Solo en la intimidad de una relación con Cristo podemos reconocerlo. Reconocer su voluntad, su trato, su preocupación por nosotros y al final llamarlo: Maestro.
No olvides lo que el escritor de Hebreos nos pide a todos:
Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Hebreos 12:2 (NVI)
Decide pasar tiempo intimo con Cristo, donde decidas dejar de confundirlo que quien sea o con lo que sea que lo hayas hecho.
Renueva tu relación con Él, diciendo confiar en Él y en Sus atributos.
Solo una relación intima con Jesús puede ayudarnos a ver que esta ahí, a nuestro lado. Que no es el jardinero, es tu maestro.
Bendiciones.