Si siempre haces las mismas cosas, siempre obtendrás los mismos resultados.
¿Cómo defines tu caminar con Dios? ¿Qué palabra se viene a tu mente? ¿Es excitante, feliz, apasionada, una aventura, llenar de amor? ¿No? Entonces ¿Cómo la defines? ¿Por qué es importante saber esto? Porque de eso depende cuanto seremos capaces de escuchar la voz de Dios. Y cuanto más si pretendemos darlo a conocer a las personas a nuestro alrededor.
Una vez más estamos frente a uno de los amigos de Dios por excelencia: Abraham.
1Pasado cierto tiempo, Dios puso a prueba a Abraham y le dijo:
—¡Abraham!
—Aquí estoy —respondió.
2 Y Dios le ordenó:
—Toma a tu hijo, el único que tienes y al que tanto amas, y ve a la región de Moria. Una vez allí, ofrécelo como holocausto en el monte que yo te indicaré.3 Abraham se levantó de madrugada y ensilló su asno. También cortó leña para el holocausto y, junto con dos de sus criados y su hijo Isaac, se encaminó hacia el lugar que Dios le había indicado.
Génesis 22:1-3, 9-14
Dios había sido muy tajante con Abraham acerca de lo que era Su voluntad: “Toma a tu hijo, el único que tienes y al que tanto amas,… ofrécelo como holocausto en el monte que yo te indicaré.” En pocas palabras: asesina a tu hijo.
Siempre se ha predicado este texto con grandes explicaciones teológicas y espirituales. Pero de manera cruda Dios quería la sangre del único hijo de aquel anciano. El hijo que había nacido milagrosamente, ahora era reclamado por aquel Dios que necesitaba probar una vez más la fe de este hombre, y ahora lo que pedía era un sacrificio… humano. No había bastado que Abraham haya salido de su hogar, no bastaba la obediencia mostrada de tantas maneras por mas de 25 años de caminar juntos. Ahora la orden hace temblar las piernas y los dientes de este fiel hombre. Pero para Abraham no hay orden grande ni pesada de parte de Dios. Es probable que las mismas palabras de Job cuando perdió a sus hijos y sus riquezas fueran las que pudo decirse a si mismo en aquel momento:
Y dijo:
«Nada he traído a este mundo,
y nada me voy a llevar.
¡Bendigo a Dios cuando da!
¡Bendigo a Dios cuando quita!»
Job 1:21 (TLA)
Pareciera que son las mismas palabras que también Abraham repite en su mente al escuchar la orden del Creador. No hay quejas, solo obediencia, no hay pretextos solo acciones. No hay dudas, por lo menos ninguna expresada. Con la firmeza y enfoque de un cirujano en una difícil operación, aquel anciano sabe lo que tiene que hacer cuando escucha la voluntad de su Dios. Para Abraham la vida era simple: – ¡Si Dios dice algo, yo obedezco!
Aprecio tanto a todos aquellos cristianos que tienen esta misma manera de pensar y el mismo corazón. De obedecer, de no cuestionar, de no dudar de las formas de hacer las cosas y hasta de las costumbres dentro de una iglesia.
Pero ¿qué pasa cuando el mismo Dios pide algo completamente diferente a lo que había ordenado al principio? ¿Qué actitud tenemos ante los cambios en nuestras vidas y mas cuando esos cambios vienen de la fuente de nuestra fe? ¿Porqué digo esto?
Después de que Abraham termino de armar un altar y la leña para el sacrificio ordenado por Dios. Después de haber subido hasta ese monte. Después de tal vez haber peleado con Sara duramente por que probablemente ella no entendía lo que su esposo quería hacerle a su único hijo… después de todo eso, sucede lo inexplicable. ¿DIOS CAMBIO DE PARECER?
9 Cuando llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar y preparó la leña. Después ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. 10 Entonces tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo, 11 pero en ese momento el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
—¡Abraham! ¡Abraham!
—Aquí estoy —respondió.
12 —No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño —le dijo el ángel—. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.
Génesis 22:9-12
Muchos son los cristianos que viven orgullosos de su obediencia al Señor todopoderoso. Pero ¿qué sucede cuando ese mismo Dios cambia su voluntad (aunque eso nos parezca a nosotros)?
Tristemente para muchos ese aparente cambio viene más del “enemigo”, del diablo o de la debilidad espiritual.
Yo mismo me he encontrado dudando de la voz de Dios en mi vida. Cuando es obvio que la conciencia taladra mi interior, cuando una escritura de la palabra de Dios estalla frente a mis ojos indicándome el camino que debo tomar, simplemente dudo de todo esto. ¿Por qué me sucede algo así? Porque esta “nueva” palabra de Dios para mi vida parece que no esta ligada a la manera o costumbre de lo que aprendí al principio de mi fe en Dios.
Así que hay varios momentos en mi vida donde tengo el cuchillo en mi mano, y frente a mi el sacrificio que mi Dios que no falla o no se equivoca, me pidió que hiciera. Pienso para mi mismo: ¡Solo estoy cumpliendo con el plan que Él mismo me dio! Solo hago lo que todos hacen, lo que todos hemos aprendido que es lo correcto. Además esta en las escrituras.
Pero entonces en esas mismas escrituras, en el espíritu que esta dentro de mi, en mi conciencia, ese mismo Dios vuelve a hablarme y me dice que deje de hacer lo que al principio me había pedido. ¡¿Cómo?! Perdón pero ¿eres tú Señor? ¿No serán mis emociones que me quieren traicionar?
11 pero en ese momento el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
—¡Abraham! ¡Abraham!
—Aquí estoy —respondió.
Como podemos darnos cuenta, Abraham no tuvo este problema. No tuvo estos conflictos que muchos de nosotros tenemos a la hora de que Dios nos pide que cambiemos y que evolucionemos en nuestro conocimiento de Él.
Abraham era amigo de Dios. Conocía Su voz. Ninguna costumbre, ninguna idea de “así se hacen las cosas” hizo que este afortunado padre dudara de los nuevos planes de Dios para la vida de su hijo y de él mismo.
¿Qué hubiera pasado si Abraham simplemente hubiera dudado de la nueva orden del Señor? Hubiera cometido asesinato. Y su único hijo Isaac hubiera sido la victima.
Cuando Dios nos da nuevas visiones el también dará la provisión.
13 Abraham alzó la vista y, en un matorral, vio un carnero enredado por los cuernos. Fue entonces, tomó el carnero y lo ofreció como holocausto, en lugar de su hijo. 14 A ese sitio Abraham le puso por nombre: «El Señor provee.» Por eso hasta el día de hoy se dice: «En un monte provee el Señor.»
Génesis 22:13-14
Jehova-jireh es uno de los tantos nombres de Dios que significa: Dios proveerá. En esto se convirtió Dios para Abraham. Ya no solo era el Dios que ordena, ya no solo era el Dios de los milagros ahora era su proveedor personal.
¡Que hermoso es poder conocer a Dios de esta manera tan única y personal! Pues eso sigue pasando. Todos podemos conocer nuevas cosas y facetas de nuestro Dios. El esta vivo. El no es un libro de reglas que un día se escribió y que ahora nos toca ver como cumplirlas. Podemos conocer más y más a nuestro Creador. Pero necesitamos verdaderamente estar dispuestos a escuchar su voz, de tal manera que podamos saber cuando el nos ordena: ¡Alto! No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño.
Nota:
Es importante notar que Dios no estaba cambiando de opinión o algo por el estilo, todo lo que paso Abraham solo era parte de un gran plan, un plan que nos incluiría a ti y a mi y a nuestros hijos.
“Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.” Con estas palabras se confirma que la voluntad de Dios no era que Abraham sacrificara a su hijo, sino probar la medida de su fe. Así que aun al parar y obedecer las nuevas instrucciones que el Señor le da, sigue hablando de la confianza y pureza de corazón de este gran hombre llamado Amigo de Dios.
Consecuencias de obedecer y cambiar:
15 El ángel del Señor llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo, 16 y le dijo:
—Como has hecho esto, y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismo —afirma el Señor— 17 que te bendeciré en gran manera, y que multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos. 18 Puesto que me has obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tu descendencia.
Todas las naciones nos incluyen a ti y a mi. ¡Así que no solo la obediencia sino que también la amistad y la confianza que alcanzan a reconocer la voz que nos pide hacer cambios ha sido lo que hoy nos permite ser bendecidos!
Tip´s de vida:
1.- Vive en constante comunión con Dios. Solo con un oído entrenado en escuchar su voz conocerás cada vez más Su voluntad.
2.- Cuando Él te pida que cambies algo o dejes de hacer algo, no tengas miedo. Recuerda que es solo parte del plan.
3.- Para aquellos que pueden interpretar estas palabras como una afrenta a las costumbres y reglas eclesiásticas, solo les digo algo: lo que literalmente llevo a Jesús a morir antes de que comprendiéramos que fue por el pecado, primero fue porque él fue literalmente la voz de Dios diciendo: ¡Basta ya! Alto a sus costumbres vacías, alto a los sacrificios de animales, alto a la adoración a las reglas. Esto no lo soportaron aquellos que tristemente no alcanzaron a escuchar la voz de Su Dios llamándolos a cambiar y a poner los ojos en Su hijo.