Uniendo puntos

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He titulado así ha este post porque quiero compartir con ustedes una breve historia.  Hace 2 años exactamente estaba pasando por una de las etapas de mayor transformación en mi vida. Había dejado de trabajar como ministro después de casi diez años de haberme dedicado en alma y cuerpo a este hermoso llamado. Había dejado mi carrera (me titule como Abogado en la UNAM) a un lado para servir de lleno en la gran comisión de ir y hacer discípulos. Cuando ya no estaba esta posición, ni el sueldo, ni el reconocimiento ni absolutamente nada de lo que en parte me daba seguridad tanto física como emocional me enfrente a la realidad de comenzar de cero. He tenido el privilegio de servir como misionero, ministro para jóvenes, universitarios y solteros cuando era soltero y después como un hombre casado. Siempre fue mas fácil moverme, cambiar de casa, quedarme sin dinero siendo soltero. Pero ¿casado? ¿con un hijo de dos año? ¿qué iba a hacer? Había dejado mi carrera muchos años a tras. No tenia alguna clase de preparación secular (me decía a mi mismo). Fueron varios días y noches en que me sentía desolado, temeroso, ansioso.

Alabo a Dios por la hermosa, talentosa y maravillosa mujer que Dios me dio como esposa. Por medio de ella, mi Dios me dio muchísimo animo y fuerzas.  Dos meses después de aquel cambio en nuestras vidas (ah, porque no solo yo me había quedado sin trabajo, sino también ella) tomamos la decisión de reinventarnos por completo. Así fue como surgió en mi el sueño de convertirme en Coach certificado. Seguía en mi el ardiente deseo de ayudar a las personas a alcanzar sus metas, a ser un facilitador del aprendizaje y la transformación. Con esto en mente tomamos todo el dinero que teníamos en ese momento y entre al TEC de Monterrey para iniciar la certificación. Fueron 9 meses intensos de muchísimo aprendizaje y grandes satisfacción. Y a través de la generosidad de amigos y la siempre ayuda de nuestro Dios se comenzaron a abrir puertas para mi en diferentes trabajos como consultor, coach de vida y ejecutivo y brindando capacitación empresarial. Wow!!! Fue un año emocionante! De estar lleno de pensamientos negativos y de miedo, de luchar por meses contra la amargura y de sentir mucha inseguridad con respecto del futuro, fue maravilloso ver la promesa de Dios cumplirse cuando Él promete: Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo. Jeremías 29:11 (DHH).

Ahora comprendo la importancia de las palabras de nuestro Señor al apóstol Pablo: “pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo”. 2 Corintios 12:9 (NVI)

Siempre pensé que tenia fe, pero comprendí lo que era la fe cuando solo fue eso lo que me quedaba. Creía que amaba a Dios pero supe lo que significaba eso hasta que fue Él toda mi felicidad y mi seguridad.

Cuan importante es a veces perderlo todo y comenzar de nuevo para poder madurar y poder crecer en Cristo.

Pero la razón por la que escribí  este post no es solo contar esto, sino unir los puntos hasta el pasado domingo 23 de Junio del presente año.

En el transcurso de esta aventura de cambio y renovación tuve la oportunidad de trabajar dando cursos de liderazgo y coaching para una institución del gobierno federal. Aquel fue un curso que duro varias semanas. ¿Los participantes? Bueno muchos de ellos me doblaban la edad, lideres en sus respectivos campos, personas admirables y con muchísima experiencia no solo laboral sino de vida. Fue en ese curso donde conocí a una mujer fabulosa, su nombre Diana. Ella siempre se destaco por su frescura, alegría, cuestionamientos profundos y profunda inteligencia. Al finalizar el programa y hacer la despedida correspondiente Diana y yo platicamos y surgió la invitación a poder brindarle coaching a su hija adolescente y a final a ella misma. Durante las sesiones ella pudo vislumbrar su necesidad espiritual y de esta manera también poder compartirle de mi fe. Con mucha hambre espiritual ella accedió a ver a una gran amiga y coach familiar Marcela Mondragón. Desde Noviembre del 2012 ellas estudiaron las escrituras (la biblia) y hasta que este domingo pasado Diana fue bautizada.

La bendición de haber trabajado en aquel lugar y las oportunidades que había allí  para mi parecían lo mas importante. Hoy se que no era ese el plan o por lo menos no todo el plan. Dios tenia un propósito. Claro esta uno eterno para la vida de una gran mujer. El día del bautismo de Diana cerca de 15 familiares y amigos la acompañaron en ese gran momento.

Hoy estoy convencido de una sola cosa: Mi conversión a Dios fue hace muchos años atrás, la renovación de mi mente y de mi alma necesita ser diaria. No hay lugar para rencores, ni amargura, ni para el miedo que paraliza, ni tampoco para la mediocridad ni el conformismo.

Al final es maravilloso poder admirar las alturas a las que podemos llegar con Dios y que en el camino podamos ser usados como instrumentos de su poder y amor.

Escribo estas palabras lleno de gratitud ahora como ministro y evangelista de la Iglesia de Cristo de Boston. ¿Puede ser mejor?

… seguiré conectando los puntos hasta el día de mi muerte para maravillarme de mi Dios y tú?

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